Yulimar Rojas: “Soy la misma chama que vivía en el ranchito de Pozuelos”
La triplista venezolana relató en exclusiva para El Diario cuáles fueron las claves para conseguir el récord mundial de pista cubierta, la desilusión que sintió por la reprogramación de los Juegos Olímpicos y sus próximos objetivos
Por Manuel Alejandro Ramírez | @manuramirez95
El éxito se ha convertido en algo rutinario para la carrera de Yulimar Rojas. A sus 24 años de edad puede presumir de un palmarés imponente, resumido en dos campeonatos mundiales de atletismo e indoor (pista cubierta), una medalla olímpica y múltiples campeonatos panamericanos, bolivarianos y sudamericanos.
Por Manuel Alejandro Ramírez | @manuramirez95
El éxito se ha convertido en algo rutinario para la carrera de Yulimar Rojas. A sus 24 años de edad puede presumir de un palmarés imponente, resumido en dos campeonatos mundiales de atletismo e indoor (pista cubierta), una medalla olímpica y múltiples campeonatos panamericanos, bolivarianos y sudamericanos.
Sus 1.92 metros de estatura son directamente proporcionales con la grandeza de su trayectoria, y eso que todavía le queda mucho camino por recorrer. Con un salto de 15.43 metros, en febrero de este año, batió el récord mundial de salto triple en pista cubierta.
No solo se trata de la atleta venezolana más importante de la actualidad, la que tiene más posibilidades de alzar el cuarto oro olímpico para el país; sino que también es la más dominante de su especialidad en el mundo, la mejor de la historia del salto triple bajo techo.
Pero, a pesar de todos los logros que ha sumado y la cantidad de metros que ha volado con sus saltos, ella mantiene los pies sobre la Tierra. Desde su domicilio en Guadalajara, España, se define como una mujer sencilla y disciplinada. Conserva el origen humilde con el que se crió en la comunidad de Pozuelos, estado Anzoátegui.
“Me gustan mis arepas, mi pasta con carne molida; compartir con mi gente, abrazarlos, aunque ahorita no podemos por la cuarentena, claro. También me gusta jugar play (Playstation), ir al cine, la playa. Yo sigo siendo la misma chama que vivía en el ranchito de Pozuelos”, expresa la muchacha de tez morena en exclusiva para El Diario.
A Yulimar le interesaba el voleibol en su preadolescencia. La actuación de la selección femenina en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 la motivó a practicar el deporte de las mallas. Fue al polideportivo de su pueblo en búsqueda de entrenadores de voleibol, y allí se topó con el atletismo.
A los 15 años empezó a cosechar medallas y competencias. En el salto de altura obtuvo el oro en los Juegos Sudamericanos de Chile 2014, mientras que en el salto triple conquistó el Sudamericano de Atletismo de Lima 2015.
Su carrera dio un giro en 2016, cuando se dedicó de lleno al salto triple y comenzó a entrenar con el ex saltador cubano Iván Pedroso, quien fue campeón olímpico en Sídney 2000, tetracampeón mundial al aire libre (de Gotemburgo 1995 a Edmonton 2001) y pentacampeón mundial bajo techo (de Toronto 1993 a Lisboa 2001).
Ella cuenta que contactó por Facebook a Pedroso, quien ya venía siguiendo su trayectoria y, cuando leyó su mensaje, la invitó a instalarse con él en Guadalajara. El resto es historia: plata en los Juegos Olímpicos de Río 2016, bicampeona mundial de atletismo (Londres 2017 y Doha 2019) y bicampeona mundial en pista cubierta (Portland 2016 y Birmingham 2018).
“Mis logros son de Venezuela. Ha sido muy difícil, pero no imposible. Si yo me hubiera enfocado en las dificultades, no sería campeona del mundo. Yo estoy aquí haciendo todo lo posible porque quiero dejar huellas y que la gente sepa que todo lo que nos proponemos lo podemos conseguir”, afirma con determinación.
Claves de un récord mundial
El 21 de febrero de 2020 fue un día histórico para el atletismo y el deporte venezolano. Yulimar saltó 15.43 metros en lo que fue su cuarto intento del Meeting Villa de Madrid, y superó por 7 milímetros a la plusmarca que ostentaba la rusa Tatyana Lebedeva, de 15.36 metros en el Mundial de Pista Cubierta de Budapest 2004.
“La clave siempre ha estado en nunca desistir, a pesar de haber caído. Transformar las fallas en impulso. Durante todo este tiempo nos mantuvimos (Pedroso y ella) activos en los entrenamientos, corrigiendo las fallas y aprendiendo a conocer más mi cuerpo para alcanzar lo que queríamos”, admite.
La atleta del FC Barcelona tenía el récord entre ceja y ceja. Estaba muy ansiosa y tuvo que conectarse con ella misma, relajar su mente, su corazón y su cuerpo para ejecutar el salto deseado en el último intento del Meeting. Fue uno de los mejores episodios de su trayectoria, afirma.
“¡Guao! Yo no lo podía creer. Era algo que quería y soñaba. Lo conseguimos en el último salto. Iván me decía que yo tenía el récord, que me lo creyera porque ese récord estaba en mis piernas. Me enfoqué y lo conseguimos. En mi mente lo repito una y otra vez. Yo agradezco a Dios y a todos los que han estado ahí, apoyándome y creyendo en mí, porque fueron fundamentales para que llegara ese momento”, dice con emoción.
El Meeting Villa de Madrid era la última parada del mundial indoor que se iba a celebrar del 13 al 15 de marzo próximos en Nankín, China. De no haberse postergado por la pandemia del coronavirus (Covid-19), la venezolana tenía posibilidades de sumar su tercera áurea mundial en pista cubierta.
Nostálgica por los Olímpicos
Yulimar tenía previsto disputar una copa en el Estadio Olímpico de Tokio como preparación para los Juegos Olímpicos. Además, iba a viajar hacia Francia e Italia para defender los colores del Barcelona, pero el Covid-19 aplazó sus planes.
Reconoce sentirse triste, nostálgica, debido a que el Comité Olímpico Internacional (COI) aplazó los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para 2021 debido a la pandemia. Sin embargo, es consciente de la situación y está de acuerdo con la decisión del COI.
“Es inevitable no sentirse así, porque es tiempo y trabajo. Es como ver algo ahí tan cerca de conseguirlo y boom, se te va, pero solo por un tiempo más. La llama tiene que prevalecer y mantenerse alta, sin nada que la opaque. Primero, debemos cuidarnos entre nosotros y recuperarnos para seguir con nuestros sueños”, reflexiona.
La pupila de Pedroso entrena en su hogar con una de sus hermanas en España, y mantiene el contacto con su familia vía WhatsApp. Independientemente de que falta más de un año para que se abra el telón de Tokio 2021, ella es considerada como la opción de medalla más probable que tiene Venezuela en la cita multideportiva.
“Para mí, eso siempre será un honor, que me tomen en cuenta y que me crean capaz de lograrlo. En estos días, aun sabiendo las cosas como están, yo sigo preparándome, pero en casa. Tengo muchas ganas de hacer realidad ese metal olímpico en Tokio”, manifiesta.
En búsqueda de más gloria
Más allá de colgarse preseas en el cuello, la principal motivación de Yulimar se basa en inspirar y servir de referencia para la juventud venezolana, a demostrar que los sueños se hacen realidad cuando se trabaja por ellos.
“No hay forma de fallar si crees en ti y haces lo posible para avanzar. A veces el mundo se te pone pequeño, a veces va a llover mucho y sentirás que te ahogas. En esos momentos es cuando debemos ser más fuertes y recordar por qué estamos ahí”, enfatiza.
Con su estilo divertido y alocado cuando está fuera de la pista, a la espigada atleta le gusta superar sus registros en cada competencia que disputa. Pese a que se considera la misma joven que vivía en una humilde casa en Pozuelos, ahora siente la responsabilidad de colocarle más brillo a su palmarés.
“Sí, quiero otro récord. En algún momento llegará, pero el reto es ese: siempre superarme a mí misma. No me gusta limitarme, voy por partes. No sé cuál es mi techo, pero sí sé que quiero ser la primera mujer en pasar los 16 metros”, afirma.
Mientras permanece confinada en España, la venezolana espera seguir mejorando sus habilidades para convertirse en la primera venezolana en conquistar un oro olímpico. Asimismo, desea romper el récord histórico de salto triple outdoor, en manos de la ucraniana Inessa Kravets (15.50 metros, vigentes desde el Mundial de Atletismo Gotemburgo 1995).