Médico venezolano del Atlético Madrid: “Migrar fue una decisión difícil”
David Márquez explicó en exclusiva para El Diario cuáles son las labores que realiza con el equipo madrileño y las razones por las que decidió marcharse de Venezuela
Por Manuel Alejandro Ramírez | @manuramirez95
Dependiendo de cómo se organice el día, ya sea en la mañana o en la tarde, David Márquez se desempeña como médico del Atlético de Madrid en todo lo que tiene que ver con el área de alto rendimiento: desde la categoría infantil hasta el filial. La única función que ejerce con el primer equipo es encargarse del control de dopaje.
Por Manuel Alejandro Ramírez | @manuramirez95
Dependiendo de cómo se organice el día, ya sea en la mañana o en la tarde, David Márquez se desempeña como médico del Atlético de Madrid en todo lo que tiene que ver con el área de alto rendimiento: desde la categoría infantil hasta el filial. La única función que ejerce con el primer equipo es encargarse del control de dopaje.
Su trabajo en la entidad colchonera, detalla, consiste en evaluar a los jugadores lesionados, que necesitan revisión, y realizarles las respectivas pruebas con ecografías. Dependiendo del diagnóstico, son enviados a la clínica para una evaluación más profunda.
“Posteriormente, nos comunicamos con los diferentes cuerpos técnicos del club para evaluar la condición de los lesionados de cara a los entrenamientos. También nos reunimos con los fisioterapeutas y readaptadores para el plan de trabajo de los jugadores”, declara Márquez en exclusiva para El Diario.
Asimismo, el médico venezolano trabaja en la Clínica Cemtro, en Madrid, la cual se especializa en traumatología y es la única en España certificada por FIFA. También forma parte del cuerpo médico de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), desde la categoría sub-15 hasta la sub-21, a excepción de la sub-19.
“Cuando me sale lo de la selección española de fútbol, que es de cuatro a seis veces al año, me voy a concentraciones de seis a 10 días. También tuve una experiencia con la selección española de baloncesto en un torneo sub-16 que se organizó en Valencia, España”, complementa.
Carrera de médico
El caraqueño, quien además se graduó de Licenciado en Fisioterapia en el Colegio Universitario de Rehabilitación May Hamilton, en 2011, estudió medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Su año de médico rural fue en Carayaca, estado Vargas, y la residencia asistencial en traumatología en Pariata, Maiquetía.
En 2013 migró a España, donde presentó la prueba del Médico Interno Residente (MIR). Su objetivo era escoger el área de traumatología, pero no quedó. Entonces, estudió medicina deportiva como especialidad y se graduó en la Universidad Complutense de Madrid, en 2016.
“Como yo hablo inglés, me llegó una oferta de trabajo en India para ser médico del Atlético de Kolkata, actualmente ATK, dirigido por el ex futbolista español Antonio López Habas, y tenía un convenio con el Atlético de Madrid, donde trabajé con José María Villalón, jefe de los servicios médicos del club”, relata.
Al año siguiente se marchó al Pune City, que también fue dirigido por López Habas en la Superliga India. En vista de que uno de los médicos del Atleti fichó con otra institución, a partir de julio de 2017 el caraqueño empezó a formar parte del cuerpo médico del equipo madrileño.
“Aquí aprendes mucho. Estoy muy agradecido de llegar a un equipo top-10 de Europa, que tiene mucha repercusión no solo en España, sino en todo el mundo. La liga española es una de las más importantes del mundo, sus equipos siempre destacan en la Champions League y la Europa League. Vives el fútbol de otra manera, por la cantidad de cosas que aprendes. No tiene comparación”, estima.
Interés en el fútbol
El médico de cabello corto y estatura media se ha visto influenciado por el deporte rey desde su infancia. Lo comenzó a practicar desde los seis años de edad en el Colegio San Agustín de El Paraíso, una de las instituciones que, según su criterio, tiene más repercusión en el balompié venezolano.
“Lo vemos en la Liga Futve a nivel de entrenadores, como Pedro Febles, que en paz descanse; José Hernández, quien dirige a la Vinotinto sub-20; Jhonny Ferreira, quien llevó al Monagas a su primera estrella; Francesco Stifano, campeón con el Zamora y quien ahora tiene roce internacional en Colombia; y (Enrique) ‘Kike’ García, del Aragua FC”, dice.
Mientras trabajaba en el Hospital San Juan de Dios, Márquez tuvo su primera experiencia como médico deportivo en la primera división del balompié venezolano. Todo empezó como un anécdota en Real Esppor Club, ahora Deportivo La Guaira.
“Noel ‘Chita’ Sanvicente —en ese momento técnico del conjunto blanco— necesitaba a un médico debido a que su fisioterapeuta se iba a casar. Entonces me llamaron y terminé yendo a un partido de primera división en el Estadio Brígido Iriarte, en el Paraíso”, relata.
Confiesa que Sanvicente trató de reclutarlo, pero él estaba haciendo su año de rural en Carayaca y, a su vez, trabajaba con el grupo traumatológico de la Clínica Santa Sofía. “No llegamos a ningún acuerdo porque lo que me estaban ofreciendo no me convenía ni por tiempo ni económicamente”, agrega.
En el momento que Márquez hacía la residencia asistencial en Pariata fue contratado por el Caracas FC, cuando el cuerpo técnico estaba integrado por Ceferino Bencomo y Jhonny Ferreira como su asistente. Allí estuvo año y medio, desde 2011 hasta 2013.
Trabajando en cuarentena
Pese a que el mundo deportivo está paralizado por la pandemia del coronavirus (Covid-19), las funciones del venezolano como médico del Atlético de Madrid no han cambiado. La única diferencia, aclara, es que todos los miembros del club, inclusive los que se encontraban en la residencia de la institución, cumplen con la cuarentena desde casa.
“Creamos un plan de trabajo para mantenernos en contacto con todos los 1.600 jugadores que forman parte del Atlético de Madrid; no solo con los 400 que componen el alto rendimiento, sino también con las otras sucursales y categorías del club”, expresa.
El plan de trabajo se basa en comunicarse todas las semanas, interdiariamente o día tras día, a través de un seguimiento médico, fisioterapeuta, nutricional y psicológico, expone, con preparadores físicos y readaptadores, a fin de mantener las condiciones ideales del jugador antes de volver a la competición.
Afirma que las recomendaciones que se le dan a los futbolistas para luchar contra la programación del Covid-19 son las mismas que se le dan a la población en general: lavarse las manos con jabón y tratar de no llevárselas a la cara, evitar el contacto físico con las personas y mantenerse en casa.
“Nuestro trabajo en sí es llamar a los jugadores y preguntándoles si están realizando todos los trabajos que les mandan los preparadores físicos, que es aproximadamente de 45 minutos a una hora. Si están lesionados, que hagan el trabajo que les piden los readaptadores; estar pendiente también de la nutrición, porque no están quemando ni consumen la misma cantidad de calorías que harían en condiciones normales”, anuncia.
Hasta ahora, ningún jugador del combinado rojiblanco ha sido diagnosticado con coronavirus, solamente ha habido casos del personal médico. Esboza que lo importante es seguir todos los protocolos y tratamientos que se hacen para los pacientes diagnosticados con el virus, en caso de que estén hospitalizados o no.
“Con toda la situación que hay en Madrid, a pesar de que la clínica en la que trabajo solo hacemos consultas de medicina deportiva y traumatología, el Estado le pidió que habilite unas camas para los diagnosticados con coronavirus. Como somos seis doctores en la unidad, debemos ir dos o uno semanalmente para atender una consulta”, informa.
“Migrar fue una decisión difícil”
Unirse a la diáspora venezolana no fue nada sencillo para Márquez, principalmente porque trabajaba para el equipo de fútbol más importante del fútbol venezolano, comenta, pero las situaciones que presenciaba en los hospitales, la inseguridad y la escasez en la nación fueron motivos suficientes para a marcharse.
“Migrar fue una decisión difícil, porque me encanta mi país. Estudié allí y nunca pensé en irme, hasta que llegó un punto de inflexión. No quería seguir padeciendo todo eso, así que preferí continuar mi formación como médico afuera”, revela.
Cuando estaba haciendo la residencia asistencial en Pariata, recuerda, había pacientes que no podían ser operados porque el quirófano estaba inhabilitado, no había el personal o los insumos necesarios. “Cuando reclamaba esa situación con los directores del hospital me llegaron cartas de que me iban a despedir”, agrega.
Considera que es difícil emitir una opinión de lo que está pasando en Venezuela. “Lo que es la inflación, la inseguridad, los problemas en el sector salud, vivir bajo un régimen dictatorial (...) Me parece que es tan valiente el que se queda en Venezuela luchando, tratando de sacar adelante al país manteniendo una actitud optimista; como el que se va a un sitio desconocido, sin saber cómo le va a ir, dejando a toda su familia o sus costumbres”, argumenta.
Seis años sin ir a Venezuela
David extraña muchas cosas de Venezuela, como su familia, la comida y el clima. Comenta que él es un hombre de playa, solía hacer submarinismo una vez al mes o cada 15 días, pero desde hace seis años no visita la tierra donde nació.
“No voy a Venezuela desde 2014, después de presentar la prueba del MIR. Fue dos días después de que metieron preso a Leopoldo López, recuerdo. Yo regresé con un plan de haberme gastado mi dinero vacacional, de visitar a mi familia e irme a la playa; pero resulta que estuve metido en mi casa, durante dos semanas, por las guarimbas”, narra.
Acota que tenía pensado visitar la nación tricolor en 2018, cuando ocurrió el apagón nacional. “Si hubiese viajado en esas fechas habría estado cuatro días sin luz”, menciona.
Otro motivo que le ha impedido retornar es que desde hace cinco años no cuenta con el pasaporte vigente, manifiesta, debido a que la embajada venezolana jamás le ha dado respuestas por correo para renovarlo. Él posee doble nacionalidad, por fortuna, ya que su madre es portuguesa.
De tener la oportunidad de volver, al egresado de la UCV le gustaría trabajar con un equipo de la Liga Futve, preferiblemente con el Caracas FC, y fundar un servicio de medicina deportiva que no solo sea referencia como institución en el país, sino de toda Latinoamérica.
“Mucha gente se hace llamar médico deportivo, incluyendo algunos traumatólogos y rehabilitadores, porque hacen un máster de un año o seis meses, pero no son especialistas como tal. Ojalá que podamos salir de todo esto y disfrutar de un mejor país”, concluye.
David Márquez es otro ejemplo de aquellos venezolanos que se unen a la diáspora en búsqueda de un mejor porvenir y calidad de vida. Sus labores con el Atlético de Madrid son fruto de la meritocracia, la ética y la profesionalización en la medicina deportiva.