Antonio Díaz se sincera: “Mi sueño olímpico llegó tarde”
El “Sensei de Oro” declaró en exclusiva para El Diario que mantener su nivel competitivo ha sido difícil, debido a que ha tenido que adaptarse a las nuevas tendencias. También reflexionó sobre su legado en los tatamis y explicó las rutinas que realiza en tiempos de cuarentena
Por Manuel Alejandro Ramírez | @manuramirez95
Participar en unos Juegos Olímpicos es el sueño que Antonio Díaz mantiene desde niño. Recuerda que cada vez que disfrutaba del magno evento por televisión se lamentaba de que el Karate-Do no era un deporte olímpico. Pensó que se retiraría de los tatamis con esa tarea pendiente, hasta que su disciplina ingresó al programa de Tokio 2020.
El “Sensei de Oro”, como es conocido, aplazó su retiro para enfocarse en el cupo olímpico, y así demostrar que se mantiene vigente tras 20 años de carrera. El subcampeonato que obtuvo en la Premier League de Dubái, a mediados de febrero, fue una prueba que lo dejó matemáticamente clasificado para la justa multidisciplinaria en el kata masculino.
Ahora podrá añadir su boleto a los próximos JJ OO en su dilatado palmarés, en el que destacan dos campeonatos en el Mundial de Karate (Belgrado 2010 y París 2012) y en los Juegos Mundiales (Duisburg 2005 y Cali 2013).
“Creo que mi sueño olímpico llegó tarde, pero las cosas llegan cuando tiene que pasar. Si los Juegos Olímpicos hubieran sido cuando yo estaba cómodamente en el tope de mi categoría, hubiese sido increíble; pero se dio en este momento, cuando yo estaba de retirada”, expresa Díaz en exclusiva para El Diario.Mantener su nivel competitivo ha sido difícil, considera, en vista de que las tendencias han cambiado y a la cantidad de atletas que han surgido; pero la pasión y la dedicación por lo que hace ha sido clave en este aspecto.
“Soy competitivo desde niño. Por supuesto que disfruto mucho ganar, pero me apasiona lo que hago; los retos, el tratar de mejorar día a día, de cuando no consigues algo buscar cómo mejorar o qué puedes hacer para alcanzarlo. Ha tocado renovarme o reinventarme. Toca adaptarse con la mayor flexibilidad”, dice.
El criterio que toma en cuenta la Federación Mundial de Karate (WKF) en las Olimpiadas es que los cuatro mejores posicionados del ranking aseguran su clasificación al certamen multidisciplinario, sin contar a los representantes de Japón.
Díaz se ubica en la quinta casilla del ranking, con la salvedad de tener a dos japoneses por encima: Ryo Kiyuna (segundo) y Kasumaza Moto (cuarto). Por ende, el venezolano se aloja por descarte como tercer clasificado en el ranking.
“Por supuesto que la clasificación olímpica no es tan cómoda como hubiese sido en otra oportunidad, en la que habría pensado en el oro. Igual yo sigo soñando y trabajando para hacer lo mejor posible”, asegura.
Cuando compitió en los Juegos Mundiales —que, a su criterio, es el torneo más parecido a unos JJ OO, ya que solo clasifican ocho atletas en la modalidad de katas— se imaginaba el impacto que podrían generar sus medallas si estas fueran olímpicas.
“Los Juegos Mundiales nunca van a ser mediáticamente lo mismo que unos Juegos Olímpicos, a pesar de que el nivel que teníamos en esas competencias es el mismo que habríamos tenido si en ese momento el karate hubiese sido olímpico”, aclara.
Además de un par de áureas en los Juegos Panamericanos (Santo Domingo 2003 y Lima 2016) y 16 en el Panamericano Senior, el caraqueño también presume de un Récord Guinness como el ganador de más metales —ocho en total— en competencias individuales del Mundial de Karate.
“Con el retiro ya en mente, es imposible pensar en el comienzo. A veces, yo mismo me sorprendo por todos los años que han pasado. Veo momentos que los recuerdo tan bien que pareciera que fueron ayer”, comenta con nostalgia.
A su mente llega su primera concentración con la selección de karate del estado miranda, previo a los Juegos Nacionales de Yaracuy 1997. Asimismo, recuerda su primer evento en el ciclo olímpico: los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1998, que se celebraron en Maracaibo, estado Zulia.
“Apenas tenía 18 años, era un niño; el de menos experiencia con respecto a los otros miembros de la selección nacional. Luego obtuve mi primera medalla a nivel mundial —bronce— en el campeonato de 2002. Pensar que desde ese logro me mantuve por ocho mundiales seguidos en el podio es gratificante”, reflexiona con orgullo.
Karate-Do como legado
Lo que más le emociona de su trayectoria no son las preseas, los reconocimientos o las victorias que ha obtenido en cada torneo, confiesa, sino el hecho de ser un ejemplo de inspiración para los más jóvenes y el legado que ha transmitido con el paso del tiempo.
“Creo que esas son las cosas más bonitas, ese poder de influencia que puedes tener en muchas personas, de hacerle ver a otros que los sueños no son imposibles, que nunca te debes dar por vencido; y que lo importante no es conseguir las cosas de inmediato, sino ser constante, y es que esas metas van a llegar con el tiempo”, reflexiona.
Más allá de que se trata de uno de los karatecas más importantes no solo de Venezuela, sino de toda Latinoamérica, afirma que trata de mantenerse lo más cerca de ese niño que empezó a soñar con formar parte de la selección nacional de karate y asistir a un mundial de la WKF, que veía cintas de karate en el VHS y soñaba con estar entre los mejores del mundo.
“He ido a cualquier sitio y hay muchísima gente que me reconoce, que me dice: ‘Guao, tú eres el karateca. Te he visto competir. Felicitaciones’. Incluso, quieren tomarse una foto con uno. Más allá del ego, es algo que te llena porque sientes que lo que estás haciendo puede impactar positivamente. Al final, estás representando al país”, destaca.
Argumenta que la pureza de un atleta se va perdiendo cuando los logros se suben a la cabeza. “No es una humildad rebuscada, sino tratar de ser yo. Estoy satisfecho con ese impacto positivo que he transmitido en las personas. Eso es una gran responsabilidad que llevo con el mayor orgullo, debido a que estoy dispuesto a ser un buen ejemplo para ellos”, añade.
El Karate-Do no es tan mediático en Venezuela si es comparado con el beisbol, el fútbol o el baloncesto, que generan mayores ingresos económicos por la cantidad de masas que arrastra. Pero el atleta de chiva y cabello castaño ha sido artífice para que esta disciplina sea más practicada en el país y haya evolucionado en los últimos años.
“Creo que el karate ha ganado espacio en estos tiempos no solo en Venezuela, sino también a nivel mundial. Sería muy egoísta decir que he sido el único, pero creo que he puesto a mi deporte en una posición más importante, al alcance de muchas personas; que sea más masivo en los medios de comunicación”, sostiene.
En este sentido, agradece la labor que han hecho los periodistas que cubren y le dan difusión a los deportes no tradicionales: “Creo que eso también ha sido un punto importante”.
Su “espinita” es que nunca pudo ganar el premio al Atleta del Año en Venezuela, el cual es otorgado por el Círculo de Periodistas Deportivos (CPD) y reconoce a un atleta profesional y otro amateur, desvela el criollo, quien se graduó como licenciado en Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello.
“Creo que hubo dos oportunidades en las que, a mí juicio, creí que ganar el Atleta del Año era posible; pero no fue así, quedé segundo en esas votaciones. Tampoco es algo que me quite el sueño, solo que me hubiese gustado tener ese premio. De igual forma, en 2017, el CPD me entregó un reconocimiento por mi trayectoria. Eso lo valoro muchísimo”, expone con entereza.
Sensei en cuarentena
El Covid-19 ha paralizado el deporte de alto rendimiento en todo el mundo, causando que los atletas se mantengan en cuarentena para evitar el contagio del virus. Por consiguiente, el Comité Olímpico Internacional (COI) y el gobierno japonés se vieron en la obligación de aplazar los Juegos Olímpicos de 2020 a 2021.
El bicampeón mundial de karate no es la excepción en esta situación. Al igual que muchos deportistas, entrena en su domicilio para mantener la condición física y el ritmo competitivo.
“Por suerte, creo que mi deporte tiene la facilidad de que puedes realizarlo sin mucho espacio. En la casa, he movido algunos muebles y eso me permite hacer algunos katas. Claro que hace falta el gimnasio, porque requieres de una programación para trabajar con pesos específico”, relata.
Cuenta que usa un bolso con peso para ponerle más exigencia e intensidad a los ejercicios que realiza. “Incluso, he hecho sentadillas mientras cargo a mi bebé, que pesa más o menos ocho kilos. No es mucho, pero es una resistencia que puedo poner allí”, añade entre risas.
También es importante la visualización, reconoce, una técnica que usa para el entrenamiento mental: idear o recrear los katas que utilizará para las próximas competencias y así reforzar los patrones.
“Creo que la visualización es una herramienta que sirve y tiene resultados muy efectivos. No son las condiciones ideales de entrenamiento, pero trato de llevar este tiempo lo mejor posible. Espero que esto pase, para retomar el ritmo”, esboza.Díaz tampoco está exento de la crisis que golpea a Venezuela, que, a su parecer, está viviendo uno de los momentos más difíciles de su historia. No obstante, se siente optimista por aquellos venezolanos que se dedican al emprendimiento, dispuestos a trabajar por sacar el país hacia adelante.
“Esa es la gente que necesitamos para recuperar el país, que cada uno aporte desde su ámbito. A veces, no vemos que desde donde estamos y lo que hacemos podemos influir positivamente, así sea algo pequeñito. Estoy seguro de que en algún momento las cosas van a mejorar”, enfatiza.
Un año más para el retiro
A sabiendas de que el COI anunció que los países podrán contar con dos abanderados para Tokio 2020, y a su vez sugirió que estos fuesen un hombre y a una mujer, Antonio Díaz desea enarbolar el tricolor nacional en la ceremonia inaugural de los JJ OO.
“Si llego a ser el abanderado, ese anhelo de estar en los Juegos Olímpicos sería más bonito aún, porque será mi despedida como atleta. Poder llevar la bandera de Venezuela e ir al frente de la delegación nacional sería un sueño perfecto. Sé que hay muchos atletas que lo merecen”, opina.
Ante la reprogramación de Tokio 2020 para 2021, es evidente que el “Sensei de Oro” deberá aplazar un año más su retiro de los tatamis. Independientemente de la fecha en la que se realicen, reitera que su mente sigue enfocada en representar al país en la máxima competición deportiva.
“Puedo esperar un año más para mi retiro. Quiero que ese sea mi último evento. Es una decisión ya tomada; básicamente por eso extendí mi carrera. Sin importar el resultado, no hay mejor escenario que hacer mis últimos katas en Tokio, Japón, el país que vio nacer a esta disciplina. Es como una película”, culmina con certeza.
Con la incertidumbre de conocer con exactitud la fecha en la que se llevarán a cabo los próximos Juegos Olímpicos, el bicampeón mundial de karate espera volver a dejar en alto el nombre de Venezuela en el tatami, con el objetivo de que en 2021 pueda cerrar con broche de oro una carrera de 20 años.