Relato de un periodista inglés que viajó a Venezuela y le intentaron frustrar su sueño



Jordan Florit contó para El Diario de Caracas que las autoridades del Seniat le incautaron su equipaje y le solicitaron 5.000 dólares en impuestos. El comunicador traía donaciones para niños deportistas en el país. Además, está trabajando en un libro sobre el balompié criollo

Por: Manuel Alejandro Ramírez | @manuramirez95


Frustración, conmoción, amargura, tristeza e incertidumbre fueron las emociones que invadieron a Jordan Florit el pasado 20 de octubre, cuando las autoridades del Aeropuerto Internacional de Maiquetía le impidieron ingresar un cargamento de material deportivo que estaba destinado para academias, equipos y niños venezolanos que practican fútbol en el país.

El periodista británico viajó desde Madrid a Caracas con seis maletas que contenían aproximadamente 600 piezas de ropa, entre camisetas, zapatos y equipación usada, pero los responsables del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) le retuvieron el equipaje y le pidieron 5.000 dólares en impuestos.
Los funcionarios le dijeron que no podía llevar toda esa cantidad de bagaje y que tenía 15 días para comprobar que el mismo contenía material donado o, de lo contrario, pagar los 5.000 dólares. Y eso que Florit les presentó un documento en el que explicaba la situación, pero “eso no era suficiente” para corroborar la veracidad de la causa, puesto que le exigían más información.
“Tengo el corazón roto. Estoy muy triste porque mis maletas fueron decomisadas en el aeropuerto. Llegué el domingo y estaré por dos semanas aquí, hasta el sábado (9 de noviembre). Espero obtenerlas de vuelta este viernes (25 de octubre), porque voy a dejar Caracas el sábado por la mañana”, declaró el comunicador europeo para El Diario de Caracas.
Desde mediados de septiembre, cientos de personas de Reino Unido le surtieron de camisetas e implementos de fútbol para regalarlos en Venezuela y posteriormente llevar a cabo su viaje, el cual se produjo con la ayuda de Rubén Villavicencio, presidente del Atlético Venezuela, y Boris Serrano, presidente de la aerolínea Estelar Latinoamérica, quien le dio los boletos de avión.
La única solución que manejaba el periodista era que los clubes, fundaciones y academias involucradas en el proyecto enviaran cartas a la aduana y así confirmar que iban a recibir las donaciones. De hecho, el Atlético Venezuela le pidió a la gerencia de la Aduana Aérea de Maiquetía que intercediera y autorizara el ingreso del material deportivo.
“No es la mejor manera de empezar mi estadía en Venezuela, pero ojalá que podamos resolver la situación con el Seniat, tan pronto vean que tengo buenas intenciones y que todo es para una donación”, comenta Florit, a quien, además, el tema de las donaciones se le ha complicado en vista de que tiene un brazo enyesado.
“Hace dos semanas estaba jugando fútbol; yo practico mucho este deporte, normalmente juego como extremo derecho o izquierdo. Estaba en la arquería, como portero, y me fracturé el brazo derecho tras recibir varios pelotazos. Esta situación también me dificulta el tema de las donaciones, por la cantidad de bolsos que llevaba a bordo”, dice.
El periodista de 25 años de edad pudo regalar algunas camisetas de fútbol que tenía en su equipaje personal. Los Demonios Rojos —barra del Caracas Fútbol Club— sirvieron de puente para materializar la entrega de uniformes e implementos a una escuela deportiva del sector Artigas, municipio Libertador.
“Fue una noche increíble (21 de octubre) y me sentí muy feliz de poder hacer las donaciones a esos niños de Artigas. Estoy muy agradecido por la oportunidad. Fue emocionante y conmovedor”, cuenta Florit al recordar la actividad.

Venezuela, un nuevo amor
Apasionado por el deporte rey, la lectura y la sociología, Jordan Florit comenzó a sentir interés por la cultura latinoamericana porque su abuelo paterno era español y su esposa habla el idioma con fluidez. Producto de la cercanía con el lenguaje, empezó a leer libros sobre política, historia y fútbol de Argentina, Brasil, Uruguay, entre otras naciones.
Cuando se inició en la lectura de textos en inglés sobre Venezuela, los mismos hablaban del fallecido ex presidente Hugo Chávez y del Libertador Simón Bolívar. Pero el periodista proveniente del sur de Londres quería algo más; y no fue particularmente la historia del fútbol criollo lo que produjo su interés por el país, sino la ausencia de la misma. 
Bastó que en el año 2017 la Vinotinto sub-20 acabara subcampeona del mundo perdió 1-0 la final ante Inglaterra— para que el británico terminara de involucrarse con lo que representa el balompié para la nación suramericana. Es por esto que decidió escribir una obra en inglés que tratase sobre la disciplina. 
“Hace cuatro meses (julio) preparé la idea de venir a Venezuela con fines de investigación, para permanecer durante dos semanas en Caracas, Maracay, Barinas, San Cristóbal y Mérida. La idea de las donaciones fue un proyecto aparte”, explica Florit.
Red Wine and Arepas: How football is becoming Venezuela’s religion (Vinotinto y arepas: cómo el fútbol se ha convertido en la religión de Venezuela) es una narración de 350 páginas, que incluye más de 45 entrevistas a jugadores y ex jugadores de la Vinotinto, dirigentes y propietarios de clubes, así como personas relacionadas con el deporte.
“Estuve motivado a escribir el libro porque pienso que el fútbol es un reflejo de la sociedad y la visión que tiene la gente de un país; es una buena manera de adentrarse en la mentalidad de las personas. Por ello, quiero emplear el fútbol como un método para educar a la ciudadanía sobre Venezuela, contando su historia y sus orígenes”, afirma el seguidor del Southampton, equipo de la Premier League de Inglaterra. 
La amabilidad de las personas y la belleza de las mujeres, así como la música latina y el clima del país, son algunas de las bondades por las que el profesional de la comunicación se siente contento de estar en territorio venezolano. 
“Venezuela es un país donde las personas tienen puntos de vista diferentes. He visto personas en tiendas y comercios sacando cuentas y calculando la diferencia entre bolívares y dólares, pero también trabajan en conjunto para salir adelante; son pacientes, amables y honestos. Eso es bonito. Esto es solo un ejemplo de muchas experiencias que he tenido aquí”, añade.
A pesar de las circunstancias, el joven escritor no oculta lo que siente por el país: “Amo Venezuela, amo estar aquí. Me encanta conocer a la gente que está interesada en el fútbol o que sencillamente quiere saludar. A pesar de todo, me siento a gusto. Puedo decir que todos los venezolanos que he conocido, sin excepción, han hecho lo posible para ayudarme y estoy muy agradecido por eso”.
Ahora Florit tiene dos semanas para terminar de cumplir su sueño, ese que lo trajo a Venezuela, de ver los rostros de futuros futbolistas que conocerá en Maracay, Barinas, Mérida y San Cristóbal cuando reciban la indumentaria que los ayudará a seguir practicando el deporte del que se enamoró.

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