5 conclusiones que dejó la goleada vinotinto en Caracas



La selección dirigida por Rafael Dudamel se impuso 4-1 en el Estadio Olímpico de la UCV y dejó grandes sensaciones en su regreso a la capital del país, donde no jugaba desde hace ocho años

Por: Manuel Alejandro Ramírez | @manuramirez95


Contundente, dinámica y ordenada; de esta forma se presentó la Vinotinto la noche del viernes 10 de octubre en la arena de combate del Estadio Olímpico de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en Caracas, donde goleó, ganó y gustó frente a la mirada de 20.112 personas.
Con goles de Yangel Herrera, Darwin Machís y Salomón Rondón (por partida doble), el conjunto encabezado por Rafael Dudamel derrotó 4-1 ante su similar de Bolivia, dirigido por el venezolano César Farías, y ahora prepara el compromiso del lunes 14 de octubre contra Trinidad y Tobago, con miras a las Eliminatorias Mundialistas de Catar 2022.
La representación venezolana dejó buenas sensaciones en el “Coloso de Los Chaguaramos”, al mostrar una exhibición de buen fútbol y goles en lo que fue la primera jornada de esta fecha FIFA del mes. Sin más preámbulos, estas son las cinco conclusiones que dejó la goleada de Venezuela en Caracas:

1) El cambio de esquema funcionó
El cuadro criollo abandonó el esquema 4-5-1, ese dibujo defensivo que usó en la Copa América 2019 y en el amistoso que disputó ante Colombia en septiembre, y pasó al 4-2-3-1. Tomás Rincón y Yangel Herrera aparecieron en el círculo central, con Jefferson Savarino, Rómulo Otero y Darwin Machís en la segunda línea de volantes.
“Me dejó muy buenas sensaciones (el partido). Pudimos sacar un buen resultado y estoy contento por la victoria. Veníamos trabajando ese (el 4-2-3-1) y varios sistemas. Tenemos muy buenos jugadores y hay que aprovecharlos”, declaró Machís para El Diario de Caracas en la zona mixta del estadio.  
Desde el pitazo inicial, la oncena criolla demostró orden y protagonismo. Se adueñó del balón y aprovechó el talento de sus intérpretes para ocasionar peligro en terreno boliviano. El calor del público también influyó.
Se notó que la Vinotinto tiene la  capacidad de producir buen fútbol, con salida limpia desde el fondo, toques de primera intención, intercambio de roles entre los mediocampistas, proyecciones de los laterales, permutaciones entre los volantes ofensivos y generación de ocasiones con pelotas filtradas; nada de balones rifados ni despejes injustificados. 
De diez remates generados, seis fueron con dirección hacia el arco contrario; esto indica el buen funcionamiento que presentó el colectivo. En este sentido, Fernando Aristeguieta indicó que los sistemas son “solamente números” y que lo que verdaderamente importa es la interacción que se vea dentro del rectángulo verde. 
“Otero hizo un muy buen partido, haciendo de enlace entre todo el mundo, juntando a los de atrás con los de adelante y dándole movilidad al equipo, recibiendo detrás de los medios de ellos (Bolivia). Fue un buen juego”, analizó Aristeguieta para El Diario de Caracas.

2) Prevalece la armonía en el grupo
Parecía que los hechos extradeportivos que rodeaban a la selección, como el desplante que hubo con la prensa en el amistoso ante Colombia, la autoexclusión de Josef Martínez en las convocatorias debido a diferencias con Dudamel y los comentarios en las redes sociales en contra del seleccionador, podían afectar el porvenir del combinado. Sin embargo, lo que se vio dentro y fuera de la cancha fue muy distinto. 
El elenco se mostró completamente unido y compaginado. La hermandad y el buen ambiente de los jugadores se hizo evidente desde la previa del compromiso, o al menos eso era lo que parecía. Un ejemplo de esta situación es que los futbolistas se dirigieron a los medios sin rodeos, e inclusive mostraron su desacuerdo con el hecho de que Martínez se rehúse a vestir la camiseta nacional. 
“Se lo dije a él, no estoy de acuerdo con lo que hizo. Las cosas fueron totalmente desmedidas. Seguramente sin intención, le faltó el respeto a los compañeros. Tiene que recapacitar. Para nosotros, es un jugador importante”, comentó Salomón Rondón a Conexión Goleadora antes de celebrarse el encuentro frente a Bolivia. 
En esta misma línea se mostró el capitán Tomás Rincón: “No estoy de acuerdo con las formas ni por el momento con la decisión que ha tomado mi compañero. La selección tiene que estar por encima de todo, de cualquier interés personal, porque no se puede perder ese sentimiento de pertenencia ni ese orgullo y ese honor que sentíamos de niños para ver a nuestra selección. Siento una obligación moral de venir cada vez que soy llamado”.

3) Bolivia no estuvo a la altura
Así como no hay que dejarse llevar por las derrotas, tampoco hay que hacerlo con las victorias. Sin faltarle el respeto al rival ni despotricar de sus capacidades, el elenco que dirige César Farías, mandamás de la Vinotinto entre 2007 y 2013, se vio completamente limitado frente a su similar; fue doblegado no solo en el resultado final, sino también el aspecto físico y táctico. 
Antes de que Yangel Herrera inaugurara la pizarra al minuto 38, la “Verde” tuvo la oportunidad de abrir la lata en un par de oportunidades, pero no supo capitalizar las opciones que creó. El capitán Juan Carlos Arce fue el jugador que más peligro generó en territorio venezolano. De hecho, una asistencia suya hacia Gilbert Álvarez perforó el arco custodiado por Wuilker Fariñez. 
A pesar del abultado marcador, Farías mostró poca preocupación y advirtió que su equipo irá evolucionando y será competitivo cuando en marzo del año que viene comiencen las Eliminatorias Mundialistas rumbo a Catar 2022.
“En lo personal, no me golpea porque sé que esto arranca en marzo y  será distinto. Tengan la seguridad de que Bolivia va a competir. Más allá de la incomodidad que siempre genera perder y de lo abultado (de la pizarra), a mí me tiene sin cuidado, porque yo sé a dónde vamos a llegar, lo tengo clarito”, afirmó el estratega venezolano en la rueda de prensa postpartido. 

4) “Salogol” es la máxima figura ofensiva
Sin importar que se haya borrado de la élite europea y atraviese una sequía goleadora en el balompié chino, Salomón Rondón es el artillero histórico de la selección. Dudar de su compromiso, jerarquía y olfato goleador es un pecado. Su presencia en el frente de ataque es indispensable para el funcionamiento del conjunto. 
El delantero de 30 años de edad se movió como pez en el agua cuando pisaba el área o le tocaba retrasar su posición para pivotar y desequilibrar la zaga rival. No tenía necesidad de esperar un pelotazo de 30 metros y batallar como el llanero solitario que fue en la Copa América para generar peligro, porque sus compañeros le nutrieron de balones de manera constante.
El primer gol de Rondón fue una auténtica joya. Luego de un rebote generado por un tiro libre de Otero, Jhon Chancellor peinó el balón dentro del área, Rondón desplazó su cuerpo hacia atrás y con un remate de chilena colocó el 3-0 en ese entonces al minuto 50. 
A tres minutos de cumplirse el tiempo reglamentario, a Jhon Murillo lo derribaron dentro del área y “Salogol” transformó la pena máxima en el 4-1 definitivo, para festejar su primer tanto desde los 11 pasos en su carrera y así llegar a 26 conquistas con la Vinotinto. 
“Este estadio es especial para mí. Siempre que vengo, marco. La última vez con el Málaga (2012) y ahora lo estreno con la selección, y de a dos”, expresó el delantero a Conexión Goleadora en la zona mixta del recinto. “La gente en Caracas, espectacular. Es mi ciudad y estoy muy feliz de jugar aquí. Caracas debe tener partidos de eliminatoria, sin duda”, agregó. 

5) La capital pasó la prueba
Mientras el atardecer se apoderaba del cielo caraqueño, la fanaticada demostró su cariño hacia el colectivo con cánticos, pancartas y un entorno colorido y de mucha emoción. Y es que fueron ocho años de espera para que el cuadro nacional volviera a jugar en la capital del país. 
“Jamás había tenido la oportunidad de disfrutar de mi selección en vivo. Siempre me tocaba verla en la televisión o escucharla en la radio. Ahora cumplí un sueño. Fue una experiencia increíble disfrutar de este triunfo en compañía de mis panas y de toda esta gente”, declaró un fanático del combinado nacional a El Diario de Caracas.
Eso sí, el precio que ameritaba disfrutar del encuentro era prácticamente inasequible para los bolsillos del ciudadano promedio. Los buhoneros que se encontraban ese día en la Plaza de los Estadios y sus alrededores tenían la camiseta original de la Vinotinto en 65 dólares, lo que equivale a 1.284.288 bolívares al cambio oficial de la fecha.
El precio de las franelas imitación del elenco nacional oscilaba entre Bs 120.000 y 150.000. Las gorras vinotinto valían Bs 180.000, mientras que las banderas tricolor de un metro costaban Bs 100.000. 
En los puestos de comida que se consultaron, el combo de dos perrocalientes y un refresco costaba Bs 90.000, la ración de cinco tequeños estaba en Bs 80.000, un vaso de cerveza en Bs 30.000, una botella de refresco en Bs 15.000 y una botella de agua mineral en Bs 10.000. 
Más allá de que la inflación que invade a la nación llegó a un partido de la Vinotinto, en el “Coloso de Los Chaguaramos” se vivió una fiesta en la que más de 20.000 almas gritaron con orgullo y fervor los goles de la oncena y conformaron un ambiente que estuvo a la altura de las circunstancias.

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