Los 4 pecados que cometió la Vinotinto ante Argentina


El sueño de inscribir su nombre en las semifinales de la Copa América se frustró. El combinado dirigido por Rafael Dudamel fue superado (2-0) frente al equipo de Messi en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, con goles de Lautaro Martínez y Giovanni Lo Celso


Manuel Alejandro Ramírez | @manuramirez95

Decepcionante, incapaz de mantener la expectativa favorable y de agrandarse frente a un gigante. De esta forma se podría resumir la presentación de Venezuela ante Argentina en los cuartos de final de la Copa América.

El 2-0 en el marcador traduce el desenlace del encuentro. La selección dirigida por Rafael Dudamel se despidió del certamen continental con una imagen preocupante, sin un “plan B” cuando le correspondía atacar. Y eso que cuenta con una camada importante de jugadores. 

Fue un trago amargo, de vino muy tinto en el Maracaná. Quedó la sensación de que pudo realizar una mejor puesta en escena, sobre todo porque había superado la primera ronda invicta, con cinco puntos de nueve, y porque enfrentó a un rival que no tuvo la necesidad de hacer un partido brillante para quedarse con el triunfo. 

Desventaja tempranera

Fiel a su estilo, Dudamel presentó el mismo esquema defensivo de la fase de grupos, con tres volantes de recuperación, dos extremos y un solo delantero, a fin de anular la fluidez del rival y contragolpear. Pero ese planteamiento rocoso, que en ese entonces le dio seguridad en el fondo y un empate histórico ante Brasil, no tuvo los frutos esperados. 

La Vinotinto renunció a la posesión de la pelota desde el pitazo inicial, mientras que Argentina salió con el cuchillo entre los dientes. La alcabala venezolana fue atacada en un par de oportunidades, hasta que, en un saque de esquina, Lautaro Martínez agitó las redes con un taquito en el área. Venezuela ya estaba en desventaja cuando se cumplían 10 minutos en el cronómetro. Ahora tocaba proponer.


“No lo debimos haber permitido (el gol) porque sabemos del oficio y de la capacidad que tenía el rival para poder contener; debíamos triplicar esfuerzos y lo hicimos, pero no tuvimos la soltura y el rendimiento colectivo que nuestro equipo es capaz”, expresó el seleccionador nacional en la rueda de prensa postpartido.

Pérdidas constantes

Ante la adversidad, parecía que los jugadores eran repelentes al balón durante el primer tiempo. Cuando Venezuela recuperaba la pelota, la perdía en cuestión de segundos; tampoco generaba sucesión de pases ni envíos precisos. El pelotazo hacia adelante y los desbordes de Darwin Machís eran la única solución.

Con Junior Moreno a sus espaldas, Yangel Herrera y Tomás Rincón tenían la responsabilidad de elaborar juego asociativo en la zona medular, pero se notaban limitados porque son mediocampistas de características defensivas; además, fueron amonestados. Mientras tanto, Juan Pablo Añor y Yeferson Soteldo miraban desde el banco.

“Tengo esa sensación que no estuvimos al nivel de lo que somos capaces colectivamente hablando. Nos costó mucho meternos en el partido, en la intensidad física y mental que se requería para poder desarrollar todo nuestro juego. Nos faltó más tranquilidad. Pusimos mucho carácter para ganar duelos, en la fricción, en lo físico y nos faltó dedicarnos a jugar mucho más en el primer tiempo”, reconoció Dudamel.

Posesión inerte


Atacar era una obligación. Ya no tenía sentido atrincherarse y apostar solo al contragolpe. Con el ingreso de Soteldo al inicio de la segunda mitad, mejoró el funcionamiento colectivo. La pelota ya no picaba en los pies. Era el momento de crear llegadas importantes.

La Vinotinto logró amansar el instrumento de juego. De hecho, finalizó el encuentro con 60% de posesión. Sin embargo, tan solo generó un remate hacia el arco: el de Ronald Hernández, quien se proyectó por el costado derecho y probó los reflejos de Franco Armani con un derechazo. 

“El balance desde el funcionamiento táctico sin la pelota es positivo. Con la pelota es que siento que quedamos en deuda hoy porque perdimos mucho de nuestro funcionamiento. Eso nos alejó de sacar provecho del planteamiento del rival”, consideró el estratega.

Poca determinación

La última vez que Venezuela se vio las caras con Argentina fue hace tres meses, en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid, donde goleó (3-1) con base a contundencia y eficacia. En esta oportunidad, esos dos aspectos brillaron por su ausencia.

Además, Wuilker Fariñez demostró que no es perfecto. Sacó de aprietos al colectivo en innumerables ocasiones durante toda la copa, pero esta vez falló. Despejó mal un remate de Sergio Agüero y dejó la mesa servida para que Giovanni Lo Celso liquidara el encuentro.


“Estas son experiencias que a él (Fariñez) le van a venir muy bien. Son muy dolorosas, pero a él le van a dejar un gran aprendizaje”, aseguró Dudamel en defensa al guardameta. “Va siendo un extraordinario arquero, que a su temprana edad solamente ha convivido con reconocimientos y elogios. Esto también le ayuda a forjar ese carácter que se necesita en la posición. Ahora es cuando debe con mucha personalidad afrontarlos y seguir hacia adelante porque tiene un futuro increíble”, agregó. 

El sueño se esfumó. Es evidente que el combinado criollo cometió varios pecados en el Maracaná. Ahora el próximo reto son las eliminatorias para el Mundial de Catar 2022, pero las dudas en cuanto al modelo de juego vuelven a desatar la desilusión del fanático.

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