¿El periodismo deportivo venezolano está en crisis?
Saber de todo en poco le da apertura a un abanico de posibilidades frente a cualquier campo de la carrera, pero la especialización es fundamental dentro de la profesión, debido a que permite la integración y profundización de la sociedad en un área determinada
MANUEL ALEJANDRO RAMÍREZ | @manuramirez95
Aspirar a ser una
celebridad, un “showman” o una estrella de televisión se ha convertido en una
tentación para los que se están iniciando en el mundo del periodismo deportivo.
Tal vez un aspecto no tiene que ver con el otro, pero el nombre del que hace
vida dentro del medio de comunicación se pondrá en riesgo cuando la fama está
por encima de la credibilidad.
La razón más clara por la
que se decidió escoger este oficio se basa en la empatía con el deporte. No es
un delito preferir los colores de un equipo, siempre y cuando se respete al
contrario. Sin embargo, el fanatismo y los juicios de valor le hacen daño a la
profesión.
Nadie es dueño de la
verdad. Al fin y al cabo la objetividad no existe, aunque es necesario que la
subjetividad no se demuestre de manera exacerbante en la idea.
Por citar un ejemplo más
reciente, sin menospreciar el gusto de los amantes del diamante, las tapas de
los diarios deportivos del país abren con el regreso a la pelota criolla de
Félix Hernández, cuando un futbolista venezolano, por primera vez, es
seleccionado como el mejor jugador del torneo a nivel de clubes más prestigioso
de América.
Por otro lado, las nuevas
generaciones usan como mecanismo de expresión las redes sociales, una ventana
que tiene como ventaja interactuar con todo tipo de personas. No obstante,
repetir como un loro cualquier tipo de información, sin que se haya corroborado
de forma previa, se ha hecho habitual.
Si bien la venta de humo
forma parte del oficio, emitir una primicia sin darle crédito a la fuente es un
pecado. El tema de la inmediatez atenta contra el valor del contenido. Da la
impresión de que para algunos portales digitales es más importante la cantidad
de visitas y no la calidad del producto.
Nadie estará exento de
los ataques. Generalmente, el público señalará de forma antipática cuando se
cometa un error, en lugar de aplaudir cuando el trabajo esté bien hecho, pero
corregir de manera pública y directa al colega es una impertinencia. No está
bien hacer leña del árbol caído.